Pensar es algo exclusivo de los humanos. O, por lo menos, pensar de forma crítica, analizando opciones, sopesando variables y teniendo en cuenta el coste de oportunidad de tomar un camino y dejar otros atrás.

Siempre que vuelvo a ver La Comunidad del Anillo, me acuerdo de la escena de la nieve en la que tienen que decidir por dónde echan. Mírate estos 4 minutos del paso de Caradhras porque sigo con esta escena.
La primera opción es volver, la segunda opción es el paso de Rohan, la tercera opción es Moria, y Gandalf es quien debe decidir. Es el pensador, la persona que conoce los pros y contras de cada alternativa y la que sabe las motivaciones del grupo sobre las distintas vías. Información externa e información interna.
Y Gandalf va, y se equivoca. Tal vez sea la única vez que se equivoque en toda la saga. Simplemente, le pasa el marrón a Frodo para que decida él. Habrá quien defienda que es un traspaso de galones a Frodo para que se vaya acostumbrando a liderar y a encontrarse con situaciones difíciles, a tirar del carro cuando no esté él. Es posible, pero en una situación tan crítica y con un Frodo aún pensando en su Comarca, para mí es una cagada. No tienes más que ver la cara del hobbit cuando decide qué hacer. Como quien lanza una moneda al aire, casi.
Y no recuerdo ahora mismo si en los libros pasaba igual, ni me apetece buscarlo. El relato de las películas es totalmente válido para lo que quiero contar.
En el mundo en el que vivimos, pensar es la habilidad que nos separa de la inteligencia artificial. Tu colega ChatGPT “piensa” basándose en información creada por seres humanos. Analiza cantidades brutales de datos y relaciona información a unas velocidades y con un nivel al que ningún humano podrá aspirar nunca. Pero, si lo piensas bien, nuestra lucha no es esta.
Nuestra lucha es la de Gandalf, la de decidir qué hacer con la información de ChatGPT y de todos los miembros de un equipo. En el ámbito laboral y en el ámbito personal, pensar de forma crítica y acertar es una lotería para la que se pueden comprar muchos boletos con la preparación adecuada. Quiero pensar que es así.
Si no, fíjate en esta cita de Bertrand Russel:
“Cuando estudies alguna cuestión, pregúntate únicamente cuáles son los hechos y cuál es la verdad que se sostiene en virtud de esos hechos. No te dejes distraer por lo que quieres creer o por lo que, de ser creído, podría tener en tu opinión un efecto social positivo. Concéntrate única y exclusivamente en los hechos”.
En un simple párrafo sobre cómo pensar para acertar, Russel ya te puede llevar hacia el análisis de datos y el estudio de los sesgos cognitivos. También a plantearte si esos “hechos” merecen una aproximación cuantitativa, cualitativa, una mezcla de ambas…
Todo este tema puede ser todo lo amplio e interesante que uno quiera.
Creo que hay libros y películas que enseñan a pensar. Pensar para tener un mejor futuro laboral, un buen presente profesional y una vida sana y honesta, que supongo que es lo que busca cualquiera que haya llegado al final de este texto.
Listado de películas
Aquí 10 películas que enseñan a pensar. ¿Cómo? Ni idea, solo sé que van formando un poso que, tras años de cine y libros, echa raíces que sostienen el pensamiento.
1. Juan Nadie (1941) — Frank Capra.
2. Moneyball (2011) — Bennett Miller.
3. El viento se levanta (2013) — Hayao Miyazaki.
4. Buenas noches, y buena suerte (2014) — George Clooney.
5. Caballero sin espada (1939) — Frank Capra.
6. Senderos de gloria (1957) — Stanley Kubrick.
7. Hammarskjöld (2023) — Per Fly.
8. Todos los hombres del presidente (1976) — Alan J Pakula.
9. The Man from Earth (2007) — Richard Schenkman
10. El manantial (1949) — King Vidor
Una perla de la décima película para despedir el escrito: